LA REAL ARCHICOFRADÍA DE LOS SANTOS JUAN BAUTISTA Y EVANGELISTA DE LOS CABALLEROS DE MALTA “AD HONOREM” DE CATANZARO
UNA SINGULARIDAD HISTÓRICA MUY POCO CONOCIDA, ÚNICA EN EL MUNDO
Por el presidente, Excmo. Dr.H.C. Florenç Serrano, de la Real Archicofradía de los SS. Juan Bautista y Evangelista de los Caballeros de Malta “Ad Honorem” de Catanzaro (agregada a la Archibasílica Lateranense), Capítulo de Barcelona.
La Real Archicofradía de los Santos Juan Bautista y Evangelista de los Caballeros de Malta ad honorem, se empieza a documentar en 1452, instituyéndose desde 1475 como una Congregación de Cristifideles Laicos, y constituyéndose formalmente, como se conoce en la actualidad, el 28 de abril de 1502, agregada como filial, a la Archibasílica Lateranense y nacida en la ciudad actualmente italiana de Catanzaro, cuando su denominación geográfica era la de “La España Italiana”.
Alfonso V de Aragón, rey de Valencia, Mallorca, Sicilia, Nápoles y Cerdeña, Conde de Barcelona, llamado también, el Magnánimo y el Sabio, tomó y alzó bandera en la ciudad de Catanzaro en 1453. Dentro de la encrucijada política religiosa acaecida en el siglo XIII en Italia, en la zona del sur de Nápoles, que por su situación geográfica estratégica se habían también embebido del nacimiento y expansión del fenómeno de los monjes soldados. Un grupo de comerciantes amalfitanos acudió a Tierra Santa y creó una comunidad religiosa, llamando la atención de los teutónicos provenientes de las orillas del Báltico.
Extendieron sus gestas de cruzados por Italia y se convirtieron en un potente brazo de la Iglesia al frente de Godofredo de Buillon, y luego con Robert de Giscart a la cabeza para luchar contra los turcos otomanos. Poco después llegaron las huestes del Conde de Centelles (Catalano-Aragonés), que tomó la ciudad y construyó un castillo. Esta estirpe se afincó en la zona sur de Italia derrocando a Giscart y sus huestes teutónicas.
De ahí, va surgiendo la que hoy conocemos, como la Real Archicofradía de los Santos Juan Bautista y Evangelista de Catanzaro, donde estaba ya asentado Antonio de Centelles, antes de poner bandera en la ciudad Alfonso el Magnánimo y de la mano de Enrique de Aragón.
Así se comprueba en la crónica que, sobre el 1650, describió un patricio de Catanzaro relatando lo relativo a la historia de la que llamaba «Ilustrísima y fidelísima ciudad de Catanzaro» y que obra en los archivos municipales de la ciudad.
El mismo documento nos facilita una fecha exacta del comienzo del templo madre de la institución, así como una memoria fidedigna del ambiente de la época, en la que el centro y sur de Italia, como zona geográfica entre Oriente y Occidente, disponía de una poderosa industria de tejido y tintado de seda oriundo de Damasco. La familia Centelles, en sus viajes a Damasco, conoció las técnicas de teñido en seda y supo implantarlas y explotarlas hasta constituir una de las primeras fuentes económicas de la ciudad, porque, además, se exportaba por su calidad a París, Londres y toda Castilla.
Más tarde, el convento adjunto al templo fue entregado a los teresianos descalzos, pero la Iglesia siempre fue regida por la congregación o confraternidad de los cofrades de los Santos Juanes, con su prior a la cabeza, reconociendo así su naturaleza de entidad religiosa de laicos, hasta tal punto que, cuentan las crónicas consultadas, en 1633 los teresianos abrieron una puerta de comunicación del convento a la iglesia para mayor comodidad de acceso. El prior de la archicofradía elevó una queja al arzobispo por considerarlo una injerencia y mandó tapiar y anular la entrada.
No es extraño que la fortificación de la ciudad, y su vida espiritual fuese encomendada a una cofradía u orden a la que se dotase de forte raigambre, como fue la de su filiación a la Archibasílica Lateranense que, como iglesia madre del Salvador del mundo como también se la conoce, fuera la primera residencia papal. Nuestra institución es tributaria y cada año, en el día de san Juan, se abona una libra de cera y una pieza de damasco carmesí, tributo que se renueva de trienio en trienio desde 1600.
De igual forma, su estrecha relación con los monarcas hispanos, que gobernaron a través de virreinatos esos lugares estratégicos en las batallas contra el infiel, y siendo uno de los principales núcleos de la Ruta de la Seda y, por tanto, enclave comercial primordial, hizo que fuese distinguida con diversos privilegios que la elevaron a la categoría de real, así como que le concedieran el honor de portar la insignia de los Caballeros de Malta por su valiosa colaboración en la defensa del esa parte del Mediterráneo y el Adriático.
Su participación en la defensa del Mediterráneo, y especifica participación en la batalla de Lepanto, en que la isla de Malta fue cedida a perpetuidad como feudo a los Caballeros del Hospital con la obligación anual de entregar un halcˆn maltés, dio lugar a que Carlos V visitara la ciudad de Catanzaro y les otorgase una serie de privilegios ganados por su colaboración y ayuda.
Los puntos de referencia detallados nos sirven para encuadrar el entorno en el que nació la Real Archicofradía de los Santos Juan Bautista y Evangelista, Caballeros de Malta “ad honorem”, de caracteres y requisitos muy peculiares, pero poco conocida pese a su gran importancia y singularidad histórica.
Es la única institución del mundo que legítima y legalmente, es titular del honor de portar la Cruz de Malta de los jerosolimitanos por una concesión real, ratificada por varios monarcas sucesivos, y al mismo tiempo la única que, por concesión directa papal, se encuentra en suelo vaticano, y tiene el privilegio de portar los signos papales de las Llaves y el Triregnum.
La corona aragonesa estuvo presente en las islas del Mediterráneo y, concretamente, en la isla de Malta un total de 248 años. La primera vez que se habla de españoles en tierras maltesas es en 1283, tras una batalla naval entre aragoneses y franceses en las aguas de la bahía de Malta, con victoria española, lo que permitió a cerca de cuatrocientos catalanes quedarse en el archipiélago. Un claro ejemplo de que dejamos huella aquellos años es el barrio de Balzunetta, uno de los más populares de la isla en la localidad de Floriana, donde se encuentra una iglesia denominada Sarria.
Acercándonos de nuevo al origen de la institución, si bien es importante encuadrarla dentro del contexto histórico que vincula a España e Italia, donde continúa la iglesia matriz de su fundación, agregada a la Lateranense y, por tanto, suelo vaticano, podemos afirmar que, en 1444, Alfonso I fundó en Nápoles Castellnuovo.
95. - 1444 settembre 7, Napoli, nel Castelnuovo. Alfonso I, a seguito della petizione presentata da Lucio Tomacelli, precettore della chiesa e dell’ospedale dell’Ordine di San Giovanni di Gerusalemme a Napoli, e dai fratelli Giacomo d’Abitabulo, dottore di leggi, e Salvatore d’Abitabulo, speziale, di Napoli, conferma e ratifica il possesso della metà della decima sugli uccelli e sui pesci, che si esige nei paesi costieri e a Napoli a beneficio della medesima chiesa e ospedale e già confermato e affrancato dalla sua natura feudale e mutato in burgensatico dalla regina Giovanna II con un privilegio concesso a favore di Furio d’Abitabulo, padre di Giacomo e Salvatore, e dato l’11 aprile 1420 a Napoli, nel Castelnuovo.
Según un libro de 1670, escrito por un autor nativo de Catanzaro, obrante en los archivos antiguos de su Consistorio, en 1441 Alfonso tomó Nápoles, y en 1442, alzó bandera aragonesa de la ciudad de Catanzaro.
La familia Centelles, con Antonio de Centelles a la cabeza, que ya acompañó a Martín I a las campañas de Cerdeña, Córcega y Mesolongo, fue nombrado condestable de Aragón y, a la muerte del monarca, continuó a las órdenes de su sucesor, Fernando I, que lo nombró condestable, perteneciendo también a la relación de camarlengos.
En 1735, justo un año después de la adhesión al trono del reino de Nápoles, el rey Carlos III de España fue a Catanzaro invitado al palacio de la noble familia del marqués De Riso. Habiendo llegado a él la fama de la distinguida iglesia de los santos Juan el Bautista y el Evangelista, honrados por tantos privilegios por parte de papas y reyes, quería visitarla. En esta ocasión, concedió a la Cofradía de los Santos Juan el Bautista y el Evangelista, el noble título de Real Archicofradía de los Santos Juan el Bautista y Evangelista de los Caballeros de Malta y a todos los hermanos presentes y futuros, el título de Caballeros de Malta ad honorem. Al escudo de la Cofradía, por voluntad real, se agregó la insignia de la cruz jerosolimitana que, por lo tanto, se sumó al emblema papal, como todavía se ve en la cima de la perspectiva del monumento sagrado y suntuoso, en la bandera del Congrega, en el pecho izquierdo del vestido y en la esclavina (mozzetta) roja de los Confratelli. También se confirmaron los antiguos derechos de baronía hasta entonces disfrutados, con motivo de la feria de San Giovanni Decollato.
Este memorable decreto transformó la Cofradía de una institución puramente religiosa, a una institución noble-caballeresca.
La Real Archicofradía, es una institución totalmente independiente de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
Posteriormente, el rey, siguiendo la opinión favorable de la Cámara de Santa Clara, confirmó y autentificó con toda la ciencia los motivos de los honores que disfrutaba la Real Archicofradía, sin la más mínima interrupción en relación con los derechos de primacía, la jurisdicción baronial, la insignia de la Cruz de Malta, emblemas, privilegios y antiguas reglas de gobierno.
El papa León XII, con el breve de 22 de agosto de 1824, con motivo de su cumpleaños, ratificó todos los privilegios de la Real Archicofradía.
Fernando II de las Dos Sicilias, con el Real Decreto del 2 de abril de 1857, sancionó el derecho de precedencia de la Real Archicofradía sobre las otras congregaciones de Catanzaro e impuso a los cohermanos, bajo la pena de revocación de los privilegios otorgados, intervenir con la insignia de los Caballeros de Malta ad honorem en las funciones públicas de Corpus Domini y del santo patrono de la ciudad de Catanzaro San Vitiliano.
Durante el reinado de Felipe II (1598-1621), concretamente el 11 de julio de 1612, el papa Pablo V concedió a la Real Archicofradía la indulgencia Summarium Indulgentiarum sacrosanta Lateranensi Ecclesiae per plures Romanos Pontífices concesarum y tras las preparaciones de sus predecesores, Pio IV y Clemente VIII, nos otorgaron plena autonomía de gobierno, que administra una Cátedra y continuará rigiendo el Prior, cargos ostentados entonces por la nobleza, sistema que aún perdura sin variaciones, solo que por elección de todos los miembros sin excepción.
Pablo V se proclamó padre espiritual ad honorem de nuestra Real Archicofradía (Bula pontificia número 69, de 20 de agosto de 1614), confirmando que nuestro templo no podía ser insertado bajo ningún prelado o cardenal, sino solo bajo el sumo pontífice.
Accede a trono el español Felipe IV, en cuyo reinado el papa Urbano VIII hace donación al templo de nuestra Real Archicofradía de diversas reliquias veneradas desde tiempo con gran devoción y respeto, y comunica al convento de los padres carmelitanos descalzos, colindante con nuestro templo, que no debe inmiscuirse en su gobierno, que era ejercicio exclusivo de su Real Archicofradía, al haber abierto una puerta sin su autorización.
En 1608, concretamente el 28 de agosto, Pablo V otorgó a la Confraternidad, el derecho de asilo y refugio y el de baronía.
Carlos II concede también diversos privilegios a nuestra Real Archicofradía, según consta en los documentos públicos recogidos por los notarios Pablo Riccio de Taverna y Antonio Mercurio, el 18 de diciembre de 1673 y el 19 de febrero de 1684, mediante Real Decreto número 42 Dei Gratia Rege Castellere Aragonum, iustriuque Siciliae Hyerusalem Año eius vigésimo, por el que, además, se convalidaron todos los antiguos privilegios, no siendo estos los únicos concedidos por este monarca, ya que posteriormente otorgó otros, protocolizados ante el notario Juan Bautista Manarino.
El papa Pio XII, el 9 de noviembre de 1939, nos concedi&ó; la indulgencia Jan Recolendae memoria, que nos fue comunicada por el Patriarcado Lateranense.
En 20 de marzo de 1987, en Barcelona, con el apoyo de la casa madre de la Real Archicofradía en Catanzaro, el Emmo. Rvdmo. Cardenal y arzobispo de Barcelona Narcís Jubany, aceptó la presentación de los promotores de la Real Archicofradía y su constitución en España, ratificando mediante decreto, la formación del Capítulo de Barcelona, adscrita en la actualidad, a la Parroquia Sant Eugeni I, Papa, en Barcelona, donde tiene su sede.
A día de hoy, permanecen debidamente actualizados sus estatutos, según el derecho canónico y registrados en el Arzobispado de Barcelona, y al mismo tiempo, según el derecho civil para entidades religiosas, inscrita la institución con el número 014545, en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de la Presidencia, relaciones con las cortes y memoria democrática del Reino de España.
Pertenecen en la actualidad a la Real Archicofradía, personas relevantes tanto en el ámbito civil, como en el de la alta nobleza, o los ámbitos militar o eclesiástico como es el caso, por ejemplo, del Cardenal-arzobispo de Barcelona (también expresidente, de la Conferencia Episcopal Española) o el Abad de Montserrat, y habiendo sido recibidos en audiencia privada por Su Santidad Papa Francisco, en el Palacio Apostólico, Sala Clementina, en el Vaticano:
DIFERENCIAS ENTRE UNA COFRADÍA, UNA HERMANDAD, UNA ARCHICOFRADÍA Y UNA REAL ARCHICOFRADÍA.
Con mucha frecuencia se suelen confundir este tipo de organizaciones o instituciones y bien vale la pena, hacer una breve reseña aclaratoria, sobre cada una de las categorías, desde la más sencilla, a la de mayor categoría como las reales archicofradías, estas últimas, totalmente equiparables a cualquier otra Orden religioso-noble-militar de las que hoy en día, más se conocen:
Cofradía:
Las Cofradías se constituyeron o se constituyen, para integrar a determinadas personas que sean de una misma profesión, pertenezcan a un grupo étnico o también, que sean de un específico orden social.
Así pues, las primeras Cofradías eran tales como: "Cofradía de pescadores", "Cofradía de hilanderas", Cofradía de mercaderes”, etc.
Su ámbito de actuaciˆn, siempre era o es muy local, y donde la repercusión de su actividad en la vida social local, suele ser relevante. Suelen estar regulados por unos estatutos y reglamentos muy sencillos y se guían también, por costumbres y usos arraigados con el tiempo.
Hoy en día, deben regirse por unos estatutos más elaborados, según el derecho canónigo, y estando registrada en su correspondiente Diócesis con autorización expresa del Obispo, además, de estar inscrita en el Registro de Entidades Religiosas (RER).
Hermandad:
En su origen, la Hermandad, a diferencia de la Cofradía, integra a personas de diferentes profesiones, grupos étnicos u orden social, sin distinción alguna de las Cofradías, salvo la composición diversificada de sus integrantes.
En numerosos casos, ciertas Cofradías se han convertido en Hermandades, al admitir integrantes por ejemplo de otras profesiones, aumentando el perímetro de expansión local, a territorios colindantes u otros pueblos o ciudades, manteniendo en algunos casos su acepción de Cofradía y Hermandad.
En la actualidad y desde un punto de vista jurídico, no existe diferencia entre Cofradía y Hermandad, salvo la distinción de origen histórico y si es de nueva creación, la denominación que se elija.
En cualquier caso, al igual que las Cofradías, hoy en día se rigen por unos estatutos más elaborados, según el derecho canónigo, y estando registrada en su correspondiente Diócesis con autorización expresa del Obispo, además, de estar inscrita en el Registro de Entidades Religiosas (RER).
Archicofradía:
Según la RAE, la Archicofradía es una Cofradía más antigua o que tiene mayores privilegios o títulos que otras, incluidas las Hermandades. Tiene una categoría superior a las Cofradías y Hermandades y posee el derecho de agregarse para sí misma, a otras Cofradías o Hermandades, con la correspondiente autorización eclesiástica.
Según el Código de Derecho Canónico (CIC, Codex luris Canonici), las Archicofradías, son especiales instituciones que gozan de un indulto apostólico para poder agregar a otras Cofradías o Hermandades, con el fin de hacerlas participes de sus gracias, indulgencias, privilegios, etc., sin que tuvieran otra mayor vinculación, y ajustadas al derecho canónico (CIC).
Se otorga la categoría de Archicofradía, por medio del título concedido por el Sumo Pontífice, normalmente en forma de bula o breve.
Su ámbito de actuaciˆn puede ser nacional e incluso, internacional.
Una Archicofradía nada tiene que ver, con la suma de varias Cofradías o de varias Hermandades o de una suma de ambas categorizaciones. Existen fusiones entre estas, pero en ningún caso, entonces se pueden constituir como Archicofradía y estás, tampoco se fusionan con otras, pudiendo ser agregadas eso sí, a especialísimas archibasílicas.
El título de Archicofradía, puede ser concedido tan sólo por Su Santidad el Papa:
Real Archicofradía:
Todo lo concerniente a una Archicofradía, donde confluye uno o varios privilegios reales, vinculándola a la nobleza y en especial, con ciertos Reyes, por su especial servicio a la realeza, en determinados episodios cruciales de la historia de una nación.
PRIVILEGIOS PAPALES Y REALES VIGENTES, HONORIFICENCIAS
Que hoy en día confluyan al mismo tiempo, privilegios papales y reales en una misma institución, reconociendo, sosteniendo y legitimando su existencia, categoría y legitimidad histórica a lo largo de siglos de existencia, es realmente una circunstancia especialísima y aquí se describen sus privilegios, teniendo en cuenta, que nunca se han derogado ninguno de ellos.
Privilegios papales:
Privilegios reales:
Según un libro de 1670, escrito por un autor nativo de Catanzaro, obrante en los archivos antiguos de su Consistorio, en 1441 Alfonso tomó Nápoles, y en 1442, alzó bandera aragonesa de la ciudad de Catanzaro.
La familia Centelles, con Antonio de Centelles a la cabeza, que ya acompañó a Martín I a las campañas de Cerdeña, Córcega y Mesolongo, fue nombrado condestable de Aragón y, a la muerte del monarca, continuó a las órdenes de su sucesor, Fernando I, que lo nombró condestable, perteneciendo también a la relación de camarlengos.
Títulos honoríficos o honorificencias:
Nuestra institución, goza de este singular privilegio, porque desde su origen, esta su iglesia ubicada en suelo Vaticano y vinculado su territorio físico especifico a la ciudad de Catanzaro (donde también se les denomina barones de San Giovanni), a la que monarcas como Alfonso V el Magnánimo y el Emperador Calos I de España y V de Alemania, junto a nuestra Institución, concedieron privilegios especiales, que nunca han sido derogados.
Dicho privilegio de Baronía, fue ratificado, junto a los demás privilegios de la Confraternidad, por el Monarca Fernando IV ante la dispersión de anteriores concesiones, y tras efectuar consulta a La Cámara de Santa Clara, y con la decisión del Sagrado Consejo Real en 25 de Febrero de 1777 se convalidaron sin disminución ni detrimento a fin de que su fuerza y firmeza persistieran, disposición que por execuátur fue registrado en la Oficina de la Regia Audiencia de Catanzaro el 10 de Abril de 1977.
La institución se encuentra inscrita dentro del Elenco de Caballeros y Damas del Reino de España, como para nobiliaria y de nobleza de mérito.
ARCHIBASÍLICA LATERANENSE EN EL VATICANO – SU RELACIÓN CON LA REAL ARCHICOFRADÍA DE LOS SS. JUAN BAUTISTA Y EVANGELISTA DE LOS CABALLEROS DE MALTA “AD HONOREM”
Muy pocas Ordenes tienen el privilegio de relacionarse directamente no solo con el territorio del Vaticano, sino pertenecer con vinculo formal y directo, a una de las 4 Archibasílicas mayores y principales, una de las cuales y la más relevante e importante, es la conocida como, la Catedral Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del Mundo, y de los Santos Juan Bautista y Evangelista de Letrán o simplemente Archibasílica Lateranense, aunque su nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris y posee el título de “Omnium urbis el orbis ecclesiarum mater el caput” (madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra), consagrada por el Papa San Silvestre en el año 324.
Es la sede episcopal del Papa, el Obispo de Roma (y no como muchos creen, la Basílica de San Pedro) y está dedicada a Cristo el Salvador y a los dos San Juanes, el Bautista y el Evangelista, siendo propiedad de la Santa Sede, pues goza de extraterritorialidad dentro del estado italiano, y también, está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Tiene la potestad, de agregar a otras instituciones de especialísima vinculación espiritual e histórica, y de estrecha actividad cristiana, siendo un rarísimo privilegio y reconocimiento a esa singular relación.
A diferencia de otras grandes Ordenes, como la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta (SMOM) o la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, la Real Archicofradía sí que está total y específicamente agregada, a esta insigne Archibasílica Lateranense:
https://www.vatican.va/various/basiliche/san_giovanni/it/chiese-affiliate/chiese-affiliate.htm
Esto, constituye una especialísima deferencia, un vínculo formal y espiritual, y un privilegio máximo extraordinario, que no poseen por su naturaleza las citadas otras Ordenes y otras muchas, más conocidas, o de enorme rango y prestigio.
UNA BREVE CONCLUSIÓN:
Estamos ante un fenómeno institucional de extraordinario valor histórico, que desde su nacimiento, nunca ha sufrido escisiones, desapariciones o subversiones como colectivo o perdidas de privilegio alguno, sean reales o papales, durante siglos, manteniendo siempre su legitimidad histórica de forma ininterrumpida, plenamente operativa y comprometida, con la obras y acciones humanitarias de ayuda al prójimo, con independencia de su clase social, género, ideología o creencia y siempre, dentro de los más profundos valores y principios cristianos.
El compromiso con la aplicación de la caridad y ayuda humanitaria, basada en profundos valores y principios cristianos, es uno de los ejes fundamentales en la actualidad, siendo el otro, una mayor profundización en la espiritualidad trascendente, como vigía e inspiración constante.
La reciente audiencia privada, con el Santo Padre, es un buen ejemplo de la profunda conexión, relación y reconocimiento actual de la institución y sus integrantes.
Confluyen aspectos nobiliario-militares y aspectos eclesiásticos, en una sola entidad o colectivo al servicio del bien común y de ahí, la utilización en su emblema, de la Corona Real junto a la cruz jerosolimitana o Cruz de Malta y el emblema oficial vaticano y papal, con el Triregnum (tiara papal, de tres niveles) y las llaves cruzadas, una singularidad simbólica portentosa, que, a buen entendedor, ejemplifica la potestad, nobleza, espiritualidad y singularidad histórica de la Real Archicofradía de los SS. Juanes y Caballeros de Malta “Ad Honorem”, sin duda, única en todo el mundo.
Más información sobre su funcionamiento, documentación histórica y actividades actuales en el Capítulo de Barcelona: www.realarchicofradía.es
-Archivo de la Corona de Aragón, (2025).
-BERINGER, Les Indulgencias (París, 1905), II
-Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Código de Derecho Canónigo, Madrid (2023).
-Biblioteca del Comune de Catanzaro, (2025).
-Carmelo Arnone, «I Titoli Nobiliari calabresi», Rivista Araldica edito nel (1949).
-Centelles, Antonio da Ventimiglia XVII, 67 – San Giovanni Maggiore, San Giovanni (di), Giovanni, II, 80.
-Conte Enrico Carlo Zeininger de Borja, «Un privilège peu connu», Rivista del Sovrano Militare Ordine di Malta Edito nel (1942)
-Ernesto Rossi, «Il Sovrano Militare Ordine di Malta».
-Franco Macchi, «Una decorazione poco nota: la Croce di Malta ad Honorem della Reale, Arciconfraternita dei Santi Giovanni Batista ed Er. in Catanzaro», Rivista Araldica Edito nel (1972) -"L'Arciconfraternita di Catanzaro», Istituto Culturale Rotariano Edito 190.
-Giuseppe Parodi Domenichi. «Una plurisecolare e benemerita arciconfraternita calabrese ora ativamente presente anche nel'itah settentrionale», Rivista il Progresso Novembre Dicembre (1993).
-Luciano Levesi, «Prerogative Cavalleresche e Nobiliari», Rivista Orizzonte d'Italia
-Mario Visentin, «La Reale Arciconfraternita dei Santi Giovanni Battista ed Evangelista dei Cavalieri di Malta ad Honorem di Camma Stilgraf (1995) Cologna Veneta (Verona).
-MOCCIEGIENI, Collectio Indulgentiarum (Quaracchi, 1897); TACHY, Traité des Confreries (Alto Marne, 1898).
-REAL ARCHICOFRADÍA DE LOS SANTOS JUAN BAUTISTA Y EVANGELSITA DE LOS CABALLEROS DE MALTA AD HONOREM; (2025), www.realarchicofradía.es ; https://realarchicofradia.es/estatutos/
-San Giovanni (baronia), VI, 72 – (borgo di Capua), VI, 162; X, 5 – (feudo del territorio di Rossano Calabro), VI, 153 – (località del territorio di Catanzaro), VII, 65; X, 159; XI, 110.
-Valentina e Vittorio Santise, «Pietre Vive», su la Chiesa di San Giovanni in Catanzaro e la Reale Arciconfraternità dei Santi Giovann Battista ed Evangelista dei Cavalieri di Malta ad Honorem
-Vito Zappalà Nicolosi, «Contributo alla Storia del Sovrano Militare Ordine di Malta», Società Tipografica di Siracusa edito nel (1940).
Audiencia privada de la Institución, en el Palacio Episcopal, Sala Clementina, en el Vaticano, por Su Santidad Papa Francisco el 03-01-2025, año Jubilar.
Toga negra con la Cruz Jerosolimitana blanca, y esclavina roja, también con la Cruz de Malta blanca, vestimenta oficial de los Cofrades Caballeros y Damas.
Insignias oficiales (venera, medalla y pin) de los Cofrades, Caballeros de Malta “ad honorem” y Damas de la institución.
Venera de los Cofrades, Caballeros de Malta “ad honorem” y Damas de la Institución, donde se unen la Cruz Jerosolimitana, la corona real, y la insignia papal del Triregnum con las llaves cruzadas, y la cinta, con los colores históricos de la ciudad de Catanzaro (Italia).