Que mejor ocasión que conmemorando nuestro acto anual de investidura, hacer referencia a nuestro habito, y ritual propio de investidura, con origen en Los Pobres Caballeros de Cristo.
Respecto al usos de nuestros signos, sabemos, que el Trigenio y Llaves Papales nos vienen de Privilegios refrendados por varios Papas a través de Bulas, y la Cruz, por designación real.
El uso de hábito era obligatorio y consistía en un sencillo manto negro sobre el que, en el hombro izquierdo, se cosía la cruz blanca de la Orden de ocho puntas53. Pero, desde 28 de septiembre de 1283, con los estatutos del gran maestre Nicolas Lorgue (†1289), se establecía que «los cavalleros y religiosos en el exercicio de las armas lleven la sobre-veste roxa, con la cruz blanca derecha cosida en ella». E, igualmente, «que los cavalleros y religiosos difuntos se entierren con manto de pun-tas».
Sobre los caballeros, sabemos que ocupaban el primer rango dentro de la Orden, que sólo podían ser admitidos a la edad que se recibía la caballería en la sociedad feudal, con excepción de los hijos de los caballeros que habían sido criados desde niños en las casas de la propia Orden.
RITUAL DE ACTO DE INVESTIDURA
Luego oía misa y comulgaba y pedía al delegado del Gran Maestre que quería ser recibido en la Sacra Religión de San Juan Bautista. Éste le explicaba cuáles iban a ser sus obligaciones y luego le requería si estaba dispuesto a cumplir con las cosas que se le habían advertido. Tras su respuesta afirmativa, hacía la profesión con estas palabras:
«Yo, fulano de tal, hago voto y prometo a Dios omnipotente, a la Beata María siempre Virgen, Madre de Dios, y a San Juan Bautista, de observar perpetuamente, con la ayuda de Dios, verdadera obediencia a cualquier superior que me sea dado de parte de Dios y de mi Religión, y de vivir sin bienes propios y guardar la castidad».
El superior contestaba: «Nosotros te recibimos por siervo de nues-tros señores los pobres y los enfermos y dedicado a la defensa de la Fe Católica». Y él respondía «Ello me reconozco ser». Luego, señalándole la cruz blanca del hábito, se le preguntaba «¿crees hermano, que esta es la señal de la cruz en la cual murió Cristo y estuvo clavado para redimir a los pecadores?».
Tras su respuesta positiva se le continuaba diciendo: «Este es nuestro signo que te mandamos que lleves siempre sobre tu hábito y sobre tus vestiduras», y luego: «Toma este hábito en el nombre de la Santísima Trinidad, de la Virgen María, Nuestra Señora, y de San Juan Bautista, para aumento de la fe, en defensa del cristianismo y servicio de los señores pobres».
Tras la imposición, se le hacían unas recomendaciones frater-nales que eran respondidas, por el ya freire, con la palabra amén. Por último, el neófito era abrazado por todos sus nuevos hermanos, en señal de paz, y dilección fraterna70.
70 La ceremonia completa está transcrita en italiano en el Códice de Rohan, op. cit., título II, XXXVII, pp. 79-82.